domingo, 27 de febrero de 2011

Compás de espera (Dos)

La sana abulia de esta tarde ciega
la modorra que al fin ha conseguido
hacerte actriz de la penumbra
la cómoda caricia que no toca
más que la soledad en tu figura
de adjetivos y de aire
la cuchillada de esta cónica luz de circunstancias
la gruesa bofetada de lo cierto
lo vano de este hacer de la amargura un nombre
lo inconfesable del amor que abrigo
el fantasmón deseo
los hipnotismos las supersticiones
el genio de la lámpara tus piernas
de alguna forma tan visibles
el hábito la tarde las emociones en compás de espera 















Compás de espera (Uno)

Estar sentado aquí tan presidente
tan a mis pies los siglos rebuznando
venga a ordenar el orden a las cosas
y de las leyes convencido orondo

dueño de todo capataz perenne
de las sombras y el nombre de esa amiga
bondadoso implacable genuflexo
el mundo y contemplando el horizonte

levantarse volver la vista y nada
que se almuerce sin mi consentimiento
el universo en fin cristalizado

sin un desliz ni miedo ni una voz
que se levante en contra de mis manos 
imperio del soneto de estar solo 














Soledad, fotografía de visucadiz en flickr bajo licencia CC

Despidiéndose

Hay prisa en las ventanas de tu casa
un estado gracioso si se piensa
el tiempo transcurrido en conquistarlo
prisa ahora que estorba
verse feliz en la conciencia de otros
y no encuentras apoyo
un íntimo vacío un rinconcito
pequeño diminuto de perenne
tristeza duradera
como el coqueto nombre de tu amada

(llueve a traición desesperada-
mente como si fuese
la lluvia última
el agua triste y verde y despidiéndose)

jueves, 17 de febrero de 2011

Compostela revisited (Ocho)

Si tuviera algún límite al menos un pasado
una fotografía donde verla
si de este manoseo no descubro la forma
la filiación su rostro si es preciso
que tenga que morir para entenderlo
u olvidarme (que es trazo y ensayo de la muerte)
o acaso si desnudo para este baño eterno
de los pecados y los días no me lava
sufrir no dejo nada con mi nombre
¿cómo estoy vivo aún cómo me tengo
en pie sin dejar huella
que dure cómo abandonar si
la pena es esta barba que volverá a crecer cuando me afeite?




















Fotografía de jordi.martorell en flickr bajo licencia CC

Compostela revisited (Siete)

Aunque nada ha cambiado qué lejos queda tu silencio
mírate ahora que no me haces daño
y vuelven a ser romos los recuerdos
di si hubo excusa en convocarte
souvenir de la ausencia o si fueron distintos
tus asfixiantes rededores de algo
también inmaterial pero más suave
vuelven las noches sólo noches
su abanico de estrellas estornudadas vuelven
los guetos sólo guetos
la soledad a ser la soledad de siempre
y esto sí que lo escribo con los pies en el suelo














Estrellas, fotografía de Xabier.M en flickr bajo licencia CC

miércoles, 16 de febrero de 2011

Compostela revisited (Seis): Un tema clásico (Petrarca)


Ponme una barricada de sonrisas
o un triste muro argollas y cadenas
ponme deshidratado en las arenas
o en agua con despacios con deprisas

ponme entre pantalones o camisas
entre carnes desnudas y morenas
ponme en la boca cante jondo o llenas
estrofas de infelices poetisas

ponme en la piedra gris de mi recuerdo
allí las madrugadas son más breves
y el amor se dibuja en pocos trazos

ponme en la encrucijada no me pierdo
contigo sólo quiero que me lleves
hipersensible en medio de los brazos

Encrucijada, fotografía de Iván Cabrera en flickr bajo licencia CC

Compostela revisited (Cinco)

Volver al laberinto no hay condena
más cruel que equivocarse
aunque también se olvida y poco importa
si llega alguna luz a ser sobre la mesa
sólo cerrar los ojos como entonces
y abandonarse al traqueteo
azul de las ojeras las batallas
destripar las maletas reconocer la casa y como en sueños
jurar que no ha ocurrido lo que nos vuelve tristes
aunque escondidas en los libros
y en las arrugas de la ropa miles
de secretas palabras te estén haciendo viejo















martes, 15 de febrero de 2011

Compostela revisited (Cuatro): Aniversario

Anoche fue difícil separarte
de la pregunta de hace un año
tu convicción de no dejar constancia
ni rastro que recuerde
cómo me hiciste daño presentándote
anoche en otro tren te abandonaba
traqueteando a muerte te veía
por entre las estrellas los semáforos
y eras de nuevo aquella tristeza incorporal

sueles hacer de los instantes ácidos cautiverios
tu sólo estar allí como la piedra
si estoy de paso ¿para qué?
si no he venido de peregrinaje
y ni apóstol ni nada la catedral las grises
cuestas las calles las palabras
resbalan por mi piel y está de pronto
la cintura en la tierra
y la melancolía entre las canas felices del encuentro
¿para qué? si hace un año
que me están enterrando con lo puesto