Leyenda

Palabras son derrotas recoge una serie de poemas escritos entre 1985 y 1990. No se trata de un libro unitario, sino más bien de una selección de textos que, una vez juntos, intentan reflejar esa rendición que es la verbalidad, la manifestación del sentimiento. Porque lo que pretende el texto es alcanzar el silencio, la paz interior, a través del abandono de la escritura. Se trata de una apuesta por el sentimiento y un rechazo de la verbalidad ("cuando siento, no escribo", decía Bécquer, lo que lleva a argumentar que no escribo porque estoy sintiendo -viviendo- esa vida que en la escritura se muestra irremediablemente truncada).

Así que en 1990 me convertí en una suerte de autor sin obra, escritor que no escribe, a la manera de los que tan lúcidamente analiza Enrique Vila-Matas en Bartleby y compañía. Lo que de eso salga, nunca se sabe. Las posibilidades de las nuevas tecnologías, sin embargo, me han embaucado de tal modo que me decidí a publicar mis últimas elucubraciones. Aquí estoy, quién lo diría, dando luz a estas palabras de un poeta ya mudo (ahora, por fin, vencedor de su propia vida). Tampoco sé a dónde me lleva esto o en qué me convierte.

El formato elegido es el blog; por tanto, el orden de lectura es el de la publicación, de la primera entrada a la última, no la cronología invertida que muestra esta herramienta. Los poemas aparecen  con el paso cambiado, algo que tampoco importa demasiado pero que debo señalar para no desviarnos de la intención inicial (que tampoco sé si existió o tuvo fundamento).

Y como blog, se admiten comentarios.




Silencio, fotografía de Piedad Bartolomé en flickr bajo licencia CC