Volver al laberinto no hay condena
más cruel que equivocarse
aunque también se olvida y poco importa
si llega alguna luz a ser sobre la mesa
sólo cerrar los ojos como entonces
y abandonarse al traqueteo
azul de las ojeras las batallas
destripar las maletas reconocer la casa y como en sueños
jurar que no ha ocurrido lo que nos vuelve tristes
aunque escondidas en los libros
y en las arrugas de la ropa miles
de secretas palabras te estén haciendo viejo
Laberinto de líneas, fotografía de Álvaro Herreras en flickr bajo licencia CC
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